¿Sabías que hace tres mil años ya se realizaban operaciones estéticas? Se tienen registros de libros médicos encontrados en Asia, en el que aparecen métodos de lo que hoy llamamos rinoplastia, para mejorar la estética de la nariz, en el año 900 a.C. No estamos hablando de operaciones cuya finalidad fuese salvar la vida de una persona, sino sencillamente, mejorar su aspecto físico. La belleza siempre ha sido importante, en todas las culturas, aunque cada cuál la haya entendido a su manera. Por eso no es de extrañar que nuestra sociedad viva pendiente del aspecto físico, y esta sea una de las características más valoradas en cualquier persona. Podemos seguir lanzando proclamas body positive, muy necesarias por cierto, pero la verdad es que todos sentimos mayor atracción por los cuerpos “normativos”. Hay una serie de aspectos que hacen que una persona sea considerada atractiva, da igual el contexto y el momento histórico.
La belleza se puede basar solo en el físico o también en la propia personalidad, pero la primera impresión siempre va a mandar. Es algo para lo que estamos programados, de hecho. Y no queremos decir con esto que el físico sea lo único que importe, pero es innegable que el atractivo será una forma de sumar muchos puntos de cara a los demás. Por no hablar de la visión que tenemos de nosotros mismos. La confianza y el amor propio aumentan cuando nos vemos bien, cuando nos sentimos más atractivos. Eso es lo que se busca con las operaciones estéticas, al menos en la mayoría de casos. Desde los pequeños retoques para olvidarnos de esos defectos que siempre nos traumaban, hasta operaciones mucho más grandes para obtener el aspecto que siempre habíamos soñado. Los centros de estética están viviendo una época dorada, y la explosión de las redes sociales ha supuesto un nuevo impulso para este negocio. Hoy por hoy, hacerse un retoque estético es prácticamente como ir al dentista o a comprar ropa. Se han naturalizado tanto estos retoques que al final se ha perdido la capacidad para reflexionar sobre ellos, porque no son perfectos…
Obsesionados con la belleza irreal
La belleza siempre ha sido una obsesión para el ser humano, especialmente para el género femenino. Hoy por hoy suena muy mal decir esto, pero ha sido una realidad hasta hace muy poco, y lo sigue siendo a día de hoy. En muchas ocasiones, las mujeres consideran que su valor está en el atractivo que tengan, ya que es una forma de atraer a hombres que puedan ser buenos compañeros de vida. Si bien hoy las mujeres tienen su propia independencia y no necesitan a nadie para desarrollarse, el hecho de ser marcadas por su aspecto todavía está muy vigente. Lo comprobamos en los anuncios publicitarios, en las portadas de las revistas, pero también ahora en las redes sociales. Cada vez son más las chicas jóvenes anónimas que terminan triunfando como influencers a base de vender siempre una belleza irreal y perfecta, inalcanzable para la mayoría.
Arreglos en todo el cuerpo para estar perfectos
La medicina se ha perfeccionado tanto en los últimos tiempos que hoy por hoy podemos conseguir cuerpos absolutamente perfectos si tenemos el valor y el dinero para pagarlos. Hay casos extremos, como el del brasileño Black Alien, que se ha sometido a innumerables operaciones estéticas para tener el aspecto de un ser alienígena. En la mayoría de los casos, los arreglos no llegan a tanto, y se quedan en pequeños detalles en el rostro, el pecho o el trasero. Cada vez son más los hombres que pasan por el quirófano para alguna operación estética, pero las mujeres siguen siendo una inmensa mayoría en este tipo de retoques. Los más habituales tienen que ver con los labios, la nariz, los pómulos, las orejas o el pecho. La operación de aumento de senos es seguramente la más común de todas, y es que muchas chicas sueñan con tener curvas más exuberantes.
Las personas que se lanzan a estas operaciones estéticas lo hacen siguiendo un ideal de belleza casi imposible. Buscan estar perfectas y mostrarse más seguras, más exuberantes, más espectaculares, siguiendo el ejemplo de sus celebridades favoritas. La mayoría de modelos, actrices, cantantes e influencers famosas se han operado en algún momento de su vida. Algunas lo reconocen, otras lo siguen negando, pero es obvio que mantener esa belleza durante tanto tiempo no puede ser solo fruto de la naturaleza. Las operaciones permiten también corregir “errores” o imperfecciones, como lunares en la piel, unos senos pequeños o unos labios demasiado finos. La mayoría de estas operaciones no tienen ningún peligro, pero hay algunas que no son recomendables, puesto que pueden resultar problemáticas.
Modelos, influencers y pornstars
Los precios de este tipo de operaciones han bajado mucho, tanto que ya están al alcance de todos los bolsillos. Evidentemente, eso también dependerá del lugar donde te realices la operación, el tipo de clínica, la magnitud del arreglo… Sin embargo, este tipo de negocios viven no de los famosos en sí, sino de las personas normales y corrientes que quieren parecerse a esos famosos. De hecho, son muchas las chicas que, por emular a sus ídolos, se operan buscando parecerse lo más posible a ellas. Para otras es algo natural en su trabajo. Modelos o influencers suelen llevar a cabo estas operaciones para mantener un aspecto atractivo frente a la cámara y evitar que el paso de los años se note demasiado.
El caso extremo en este tipo de operaciones son las actrices porno. Estas chicas entran en una industria donde se valora el físico por encima de todo, sin ningún tipo de tabú. Las pornstars están ahí por su belleza y su exuberancia, y para conseguir esas cualidades, muchas no dudan en pasar por el quirófano. Esto, sin embargo, puede acarrear problemas en el futuro. Algunas deciden quitarse sus implantes de senos tras dejar la carrera de actriz, porque suponen un peso insoportable para su espalda. En otros muchos casos, estas chicas se arrepiente de los “arreglos” que luego no quedan tan bien, y con el paso de los años las hacen parece casi como muñecos de cera.
Las graves consecuencias del bisturí
Y es que, como en la vida, lo poco gusta y lo mucho cansa. Hacernos un par de retoques no va a suponer nada para nuestra expresión, o para nuestra forma de vida. Ganaremos confianza en nosotros mismos y nos veremos mejor. Pero dicen que el tema de las operaciones estéticas puede llegar a provocar cierta obsesión, e incluso adicción. Hay personas que han pasado decenas de veces por quirófano, con todo lo que eso supone para sus cuerpos. La belleza es efímera y eso es parte de su encanto, de hecho. Cuando nos hacemos tantas operaciones, con el paso del tiempo acabamos por no reconocernos a nosotros mismos. La situación se agrava en personas que siguen con este tipo de retoques a una edad ya avanzada. Los peligros del quirófano siguen estando ahí para todos, así que llegados a cierto punto, es mejor pensarse bien si vale la pena arriesgar.